Jardines de la Antiguedad: Grecia. Por: Virginia Seguí Collar


Los expertos coinciden en observar que el desarrollo del jardín en la antigua Grecia fue tardío; Maria Luisa Gothein justifica este hecho en su obra: Geschichte der Garten Kunst con la teoría de que el sistema democrático griego no favorecía el desarrollo y concentración de medios financieros lo que dificultó su aparición y, por otro lado, André Motte indica, en sus estudios, que en la tradición literaria griega el tema del jardín es infrecuente y que, al parecer, los griegos serían más sensibles al paisaje natural y no necesitan transformar la naturaleza para buscar sensaciones de  reposo y placer.

La realidad es que existen testimonios literarios que demuestran que los escritores griegos de la Antigüedad tenían cierta confusión respecto al significado de algunos términos relacionados con la agricultura y el jardín, términos que para nosotros están perfectamente delimitados pero que para ellos no presentaban diferencias; algo, por otro lado, plenamente justificado ya que para ellos inicialmente la finalidad utilitaria del jardín fue determinante para su creación y desarrollo.

Las investigaciones arqueológicas sobre el tema, como apunta Carrol-Spillecke, no parecen ser lo suficientemente exhaustivas como para dejar claro la falta de interés del pueblo heleno por el jardín. La realidad es que la orografía de la zona continental del país es un elemento negativo más para su desarrollo al ser escasos los cursos de agua; sólo el Peneo en Tesalia, el Alfeo y el Cladeo, y el Aqueloo pueden ser considerados verdaderos ríos y en zonas como el Ática, el Iliso y el Céfiso únicamente existen pequeños torrentes cuyos cauces se retuercen semisecos en un paisaje árido de suelo infértil nada favorable.

(Mapa de la expansión de culturas en el Mediterráneo)mapamediterraneoexpansionculturas.jpg

 

 

Los más famosos jardines descritos por la literatura griega están vinculados a personajes mitológicos o regios; los poemas homéricos presentan los mejores ejemplos describiendo los de la ninfa Calipso en la isla de Ortigia: «Rodeando su gruta había crecido una verde selva de chopos, álamos y cipreses olorosos, donde anidaban aves de luengas alas […] allí mismo, junto a la honda cueva, extendíase una viña floreciente cargada de uvas; y cuatro fuentes manaban muy cerca la una de la otra,[…]«. La Ilíada incluye, también, la descripción del jardín del palacio del rey de los feacios Alcinoo: «En el exterior del patio, junto a las puertas, hay un gran jardín de cuatro yugadas y alrededor del mismo se extiende un seto […] allí han crecido grandes y florecientes árboles; perales, granados, manzanos de espléndidas pomas, dulces higueras y verdes olivos […] En el fondo del huerto crecían legumbres de todas clases, siempre lozanas. Hay en él dos fuentes, una corre por todo el huerto […]»; aunque el verdadero jardín griego es el de Laertes descrito por Homero en la Odisea situado en la isla de Ítaca, al pie de la ciudad: «Ulises y los suyos descendiendo de la ciudad, llegaron muy pronto al bonito y bien cultivado predio de Laertes».

frescoprimaveraakrituruthera.jpg(Fresco representando la Primavera. Isla de Thera)

 

 

Antecedente del jardín griego serían los jardines existentes en las culturas prehelénicas establecidas en las islas del Égeo, entre las que destaca la cultura Minoica que desde Creta había ido extendiéndose colonizando islas próximas, los restos de sus principales centros los hallamos en los palacios de Knossos, Hagia-Triada o en las casas de Santorini en la isla de Thera, muestran algunos ejemplos de jardines, aunque, en este caso, hablamos de jardines pintados en las paredes de algunas de sus habitaciones a modo de decoración y como queriendo crear en ellas ambientes mágico-sagrados o, ante las dificultades de organizar jardines reales, simularlos artificialmente, de manera que permitieran evocar las mismas sensaciones de placer y reposo que buscamos en los jardines reales. En una de las habitaciones de la Casa de las Señoras en la isla de Thera hallamos El Fresco de los papiros o El Fresco de los lirios, también procedente de Santorini, que reproduce un paisaje rocoso; en él crecen lirios rojos sobre los que revolotean unos pájaros que bien podría simular un jardín domestico aunque la imagen no está exenta de aspectos rituales dada la significación del lirio como planta evocadora de escenas mitológicas: el rapto de Perséfone por Hades o los amores entre Apolo y Jacinto y/o su simbología de amor versus muerte. 

(Alzado de modelo de casa XXXIII. Ciudad de Priene. Por Robertson) combinacionplantaalzadocasaxxxiiipriene.jpg

 

 

No obstante, y hablando ya de jardines reales, una cuestión clara es que éstos están íntimamente ligados a los sistemas y modos de vida y que nada hay mejor que estudiar el paisaje urbano y sus características para averiguar las costumbres de sus habitantes y descubrir sus lugares de reposo y solaz y, en esta cuestión, la Grecia antigua no es una excepción. Históricamente el pueblo griego se conformó partiendo de unas civilizaciones anteriores o prehelénicas ya establecidas en la zona y una serie de pueblos que, procedentes de diversos puntos, la invadieron y dominaron, estableciéndose en ella, organizándose política y territorialmente y creando lo que hoy día venimos a denominar la civilización griega. Hay que pensar que sólo cuando su modelo de organización territorial – la ciudad estado- estuvo consolidado y el número de habitantes adquirió cierto volumen, comenzarían sus ciudadanos a necesitar este tipo de espacios como descanso de los agobios de la urbe.

Los estudios de Robertson sobre el tema demuestran que aunque las ciudades griegas presentan desarrollos diferenciados y gran variedad en la morfología de sus viviendas puede ejemplificarse un modelo dominante del cual tenemos un buen ejemplo en los restos de la ciudad de Priene; reproducimos la planta y el alzado del modelo de casa XXXIII, en el que puede observarse la existencia de un patio central o jardín alrededor del cual se distribuye el resto de las habitaciones; su existencia se debe todavía, posiblemente, a unas funciones utilitarias en la búsqueda de las mejores condiciones higiénicas posibles para la época, más que otras cuestiones relacionadas con las necesidades espirituales de sus ciudadanos. Plinio en su Historia Natural dice que el primer jardín privado de la ciudad fue obra de Epicuro: «Fue Epicuro maestro del ocio, el primero que en Atenas instituyó el uso de los jardines de recreo,  hasta él, no entraba en las costumbres vivir en el campo dentro de la ciudad.

mosaicofilosofosacademiaatenas.jpg(Mosáico representando a los filósofos de la Academia de Atenas)

(El jardín de los filósofos de Atenas. Strohmayer. 1834)jardinfilosofosatenasstrohmayer1834.jpg

 

 

En la ciudad existen otros ejemplos de jardines, en este caso en espacios que podríamos denominar públicos ya sean estos sagrados, culturales o lúdicos. Son espacios dentro de la ciudad en los que los ciudadanos realizan actividades en común. Plutarco nos cuenta que Cimon fue el primero que embelleció Atenas, transformando la Academia, al parecer en principio un lugar árido  seco, en un bosque regado por fuentes, con espacios sombreados y avenidas de olmos, álamos y plátanos y que con el tiempo se acabó convirtiéndose en el primer parque público que existió en Atenas. Platón instaló su Academia filosófica en un gimnasio, a las afueras de la ciudad entre árboles y Aristóteles situó su Liceo entre avenidas de plátanos por donde paseaba mientras disertaba con sus alumnos que acabaron adquiriendo el nombre de Peripatéticos.

 

En el resto de ciudades griegas sucedió algo similar y fueron creándose jardines en las proximidades de los lugares públicos, tal cómo podemos ver en la reconstrucción ideal del entorno del Santuario de Zeus en Olimpia.

reproduccionidealsantuario.jpg (Reconstrucción ideal del Santuario de Zeus en Olimpia)

 

 

Una vez que los griegos consolidaron su poder y las ciudades estado aumentaron sus niveles de población de manera que la vida en ellas comenzó a ser difícil, sus ciudadanos debieron plantearse sistemas para solucionar el problema; por un lado, y dadas las condiciones del país, iniciaron su expansión mediante la colonización, sobre todo a través del mar, el Mediterráneo fue su mejor aliado, y poco a poco tuvieron colonias en muchas de sus islas y regiones costeras. Paralelamente y en parte como consecuencia de ello su sistema económico fue evolucionando permitiendo mayores acumulaciones de riqueza, lo que elevó el nivel económico de sus ciudadanos y facilitó su salida de la urbe hacia el extrarradio, planteándose la creación de explotaciones agrarias y la consiguiente construcción de jardines de manera, ahora sí, plenamente intencionada. La expansión colonial y contacto con otros pueblos facilito el conocimiento de otras culturas en las que los jardines eran un bien habitual y muy preciado; hay que considerar que Alejando Magno llego hasta Babilonia, donde debió disfrutar de sus famosos jardines; por tanto, la influencia de culturas como la egipcia o mesopotámica consiguieron dotar a los jardines griegos de mayor diversidad y exotismo. Todo ello hizo que sea en la época conocida como Helenística en la que el jardín griego adquiera mayor desarrollo, dejando su impronta en otras culturas, principalmente la romana; sobre todo, en lo referente a las Villas o lo que vino en llamarse sistema casa jardín, en griego: Oikia kai kepos, y que fue determinante para el desarrollo del jardín romano, con creaciones especialmente significativas.