Jardines de la Antiguedad; Egipto. Por: Virginia Seguí Collar.
Los primeros jardines de los que tenemos noticia son los creados por las culturas egipcia y mesopotámica; los escritos de historiadores y viajeros de la Antigüedad son nuestras mejores fuentes, así la Historia Natural de Plinio el Viejo, las Historias de Herodoto de Halicarnaso, la Geografía de Estrabon o la Biblioteca Histórica de Diororo Sículo nos dan noticia de estos recintos y junto con los restos de pinturas y relieves conservados que han ido apareciendo en los yacimientos arqueológicos son las mejores fuentes para reproducir y/o imaginarnos estos jardines. A esto debemos añadir los datos que los análisis de los expertos, cada vez más exactos y perfectos nos revelan respecto al tipo de flora y fauna que habitaba estos espacios.
La acertada frase de Estrabon definiendo la función del Nilo respecto a Egipto es, también, acertada y apropiada para nuestro estudio ya que el hecho de que el país sea <un don del Nilo> incluye y posibilita la existencia de jardines; las crecidas anuales del río una vez encauzadas y controladas mediante técnicas hidráulicas bastante desarrolladas, permitían la distribución del agua y la fertilización de los campos y los jardines. El agua es para los egipcios un don divino de forma que los textos conservados nos hablan de ella como una exudación del dios Osiris, siendo Isis, su esposa, la tierra que sería de este modo fertilizada. La civilización egipcia creó varios tipos de jardines y su clasificación y su denominación estaba condicionada según su forma, su vegetación, su finalidad, etc…
En primer lugar debemos plantearnos ¿quiénes, entre los egipcios, eran capaces de tener y disfrutar de un jardín? La respuesta es bastante clara: únicamente las clases de cierto nivel económico podían permitirse tal lujo ya que su construcción exigía una serie de condiciones imposibles de cumplir en cualquier otro estatus. Cómo hemos dicho el agua procedente de la crecida anual del río era esencial; debía ser recogida y embalsada en lagos artificiales y/o piscinas, bloqueada mediante diques y controlada mediante aberturas en su parte inferior para poder darle salida cuando era necesario. Los jardines se ubicaban en las proximidades de las casas y de estos depósitos según podemos observar por los restos de pinturas, relieves o descripciones de los textos. Solo los ciudadanos de alto nivel económico podían construir sus propias piscinas, aljibes o pozos en sus propiedades. Un alto muro alto rodeaba el recinto general y otros muros más bajos distribuían el espacio interior organizando los diversos pabellones, quioscos, jardines e incluso huertos de la alta sociedad egipcia.
Los altos personajes del país poseían frondosos parques en los que buscaban el frescor entre la diversa vegetación, a veces espacios amplios próximos al río en los que incluso se podía cazar y pescar como nos muestra una pintura de la tumba tebana del noble Nebamún, al parecer escriba y contador de grano, en la que podemos verle navegar, sobre un frágil bote de papiros, y cazar con bumerán mientras su gato atrapa algunas garzas; su mujer y su hija observan la escena en las proximidades y los peces de diversas especies se desplazan por el lago.
(Pintura de la tumba tebana de Nebamún)
(Reproducción del Jardín de Nebamún)
El British Museum conserva una reproducción del jardín de este mismo noble que nos permite apreciar su distribución; un estanque rectangular, por el que se mueven peces y aves, rodeado de vegetación entre la que se distinguen palmeras datileras, sicomoros y mandrágoras.
Un papiro iluminado datado casi con seguridad en las primeras décadas de la dinastía XIX (c. 1320-1290 a. C.) nos muestra a Nakht y a su esposa saliendo de su casa, al amanecer, para adorar al sol naciente Ra y a Osiris que se halla sentado en su trono delante de la diosa Maat, señora de las <Dos Tierras> hija de Ra, que nos permite ver la casa de estos nobles y el jardín que se habían construido delante de ella. La tumba de un cortesano de Mentuhotep enterrado en la necrópolis de Deir al-Bahari contiene una maqueta o miniatura de un típico jardín egipcio, posiblemente el de la casa del propio cortesano, que fue depositado en la tumba junto con el difunto para que éste, en la otra vida, siguiese disfrutando del jardín y sus productos. En ella podemos observar un patio porticado rodeado de las típicas chumberas con los frutos en sazón.
( Papiro de la Dinastía XIX, representando a Nakht y su esposa)
(Maqueta de jardín egipcio, en Deir Al- Bahari)
Otro ejemplo de jardín, en esta ocasión botánico, es el que nos muestra el relieve de la tumba de de Tutmés III de la XVIII dinastía en Karnak, en él vemos las plantas que dicho monarca había traído de sus campañas de Siria. El monarca transportó a Tebas las plantas exóticas de los países conquistados e hizo esculpir los diversos árboles y arbustos en las paredes del templo de Karnak con la siguiente inscripción <Plantas que su majestad encontró en la tierra de Retenú. Estas son las plantas que crecen en la Siria, que está bajo mis sandalias, por disposición de mi padre Amón. Mi majestad dijo: Yo juro por el amor que me tiene Rá, por el favor que me manifiesta Amón, que estas cosas existen de verdad, que no las he grabado de imaginación […]>. La nómina de plantas existentes en Egipto faraónico es extensa, si añadimos a las originarias del país las que, como hemos visto llegaron desde otras regiones próximas entre las que, además de la citada vendrían del Sudán, el Cuerno de África y las regiones del río Zambeze por el sur y los países ribereños del Mediterráneo por el norte.
Otro tipo de jardines existentes en Egipto eran los que se construían en las proximidades de los templos; se plantaban largas hileras de árboles cada uno de ellos en un cajón individual para que facilitar su riego y también podían existir bosquecillos y grupos de árboles plantados generalmente en hileras regulares; era también frecuente ver grupos de árboles sagrados organizados dentro del recinto templario. Los árboles estaban vinculados a un dios y así tenemos que Osiris era identificado con el sauce, Re-Horakhty y las diosas Isis, Hathor y Nut con el sicomoro; Horus con la acadia, Upauat con el tamariz; este tipo de creencias condicionaba a veces la utilización de las maderas de los árboles en las ofrendas o en el tallado de sus imágenes.
(Relieves del jardín de Tutmés III)
( Relieves del Jardín de Tutmés III)
(Reproducción del Obelisco de Heliópolis. Delante del Templo de Ra. Hoy en El Cairo)
El poder creador del agua se manifiesta de manera muy evidente en lo que podríamos considerar el jardín natural del desierto; porciones de terreno con capacidad de producir y sostener vegetación por sí solas y de esta forma facilitar la supervivencia del hombre en medio del desierto, su nombre les fue dado por los egipcios y adoptado y trasmitido por Herodoto; esas islas de vegetación perdidas al oeste del Nilo mantenidas por emergencias de agua procedentes de profundos acuíferos. La palmera datilera es su árbol más característico y bajo sus copas pueden cultivarse otros árboles frutales, como chumberas y granados, y algunas hortalizas que aprovechan el microclima que se crea en estos lugares que los egipcios creían bajo la protección de dioses, como Set y Amón. Uno de los más grandes e importantes fue el oasis de Siwa; denominado más tarde por los griegos Oasis de Amón, en él se mantenía un oráculo que gozaba de gran prestigio.
(El Oasis; perfecto ejemplo del poder del agua y de la pervivencia de lo sagrado)
Me ha gustado mucho tu artículo-lección, Virginia. Lo llamo así porque me has recordado mis tiempos de estudiante de Historia del Arte del Bachiller.
Me parece muy interesante lo que cuentas y muy ameno, a la vez que informativo, Egipto y su cultura siempre fue un tema que me apasionó y visitarlo es una asignatura pendiente que espero aprobar algún día.
Y otra cosa que me hace gracia, es que si en aquella época sólo podían tener jardín, estanques, piscina, etc, las clases acomodadas, ya ves después de todo lo que ha llovido desde entonces y todos los siglos que han transcurrido, que casi se puede decir lo mismo ahora; la mayoría de los “mortales” (al menos en España) tenemos que conformarnos con las plantitas del balcón y quizá de alguna pequeña jardinera y por piscina la bañera, que a casa con jardín y piscina puede optar muy poca gente como en tiempos de los egipcios…
Un beso
Emma
Virginia cuanto te agradezco este artículo. Ya te puedes imaginar lo interesante que es para Uxa. Ella, que tiene que seguir el camino que le trazó el Cazador de Sueños, echa de menos árboles y plantas de la tierra que la vio nacer: palmeras, sicómoros, tamariz, … muchos para nombrarlos en corto espacio.
Interesantísimo y tan completo. Me encantó y disfruté con la lectura.
Como siempre, excelente, Virginia. Gracias. Cati Cobas
Mi más sincera felicitación por tus artículos sobre los jardines en la antigüedad. Yo también estoy muy interesada en la historia y el arte de los jardines y encuentro pocas páginas en internet e incluso relativamente poca literatura en castellano en comparación con lo que se da en otros idiomas. Me agrada compartir afición y saberse con otras personas ya que creo que la difusión de la cultura y el patrimonio de los jardines está poco extendida en España, no así la de la jardinería.
En el apartado sobre jardines egipcios te querría hacer una aclaración. El llamado Jardín Botánico no es tal y tampoco está ubicado en la tumba de Tutmés III.
Se trata efectivamente de unos relieves existentes en el templo de Karnak, en la parte trasera del templo principal pero no se hallan en la tumba del faraón. Si son la representación, a modo de catálogo, de las especies vegetales y animales traídas o avistadas en la campaña llevada a cabo por Tutmés en los países del sur y país de Punt.
Que yo sepa no existían en Egipto jardines botánicos como los pensamos ahora y por tanto esa representación no era la representación de un jardín existente. Otra cosa es que algunas especies vegetales allí representadas estuvieran realmente en lo que podríamos llamar jardín del templo ya que estos, como muy bien dices, solían tener un jardín, a veces relacionado con el dios, a veces como espacio donde cultivar aquellas plantas o flores necesarias para los oficios sacerdotales o de culto divino.
Hay un lugar donde si sabemos a ciencia cierta que los árboles del incienso que se trajeron esas campaña estuvieron plantados, es en las terrazas del templo de Hatshepsut donde aun se encuentran fosilizadas las raíces.
Una cosa curiosa sobre el Jardín Botánico de Karnak es que durante muchos años se pensó que algunas de las representaciones eran fruto de la imaginación, luego se ha demostrado que todas correspondían a la realidad. Algunas no representaban la planta completa sino la flor o parte de ella en plan macro y eso despistaba a los estudiosos. Los egipcios, ya se sabe, cuando representaban una persona o un objeto lo hacían poniendo en evidencia aquello que era más importante o interesante por eso las proporciones entre objetos o los puntos de vista no suelen ser reales sino convencionales.
De nuevo te felicito por dedicarte a la historia de los jardines y te invito a visitar mi blog y mi página web donde también intento modestamente divulgar el arte y la historia de los jardines.
Mi blog: http://hablemosdejardines.blogspot.com
Mi web: http://www.ciberjob.org/jardines/index.htm
Qué artículo más bello.
Me he tomado la libertad de tomarte algunas fotos para completar el mío sobre jardines que pronto intentaré colgar, así como recomendar este post para ampliar información
Me encanta el arte egipcio, me alegra compartirlo…
bueno para mi egipto es lo mejor q e qrido en tada mi vida es mi sueño ir para aya y se q c cumplira “DIOS BENDIGA A EGIPTO”.
Hola Virginia, estoy haciendo un trabajo sobre la historia del jardín y tus artículos acerca del jardín de la antigüedad me fueron de gran utilidad. Muchas gracias. Quería hacerte una sugerencia, y es que incluyas los textos de los cuáles haces citación, eso le hace más fiable el artículo. De nuevo, mil gracias.
Alenarte quiere hacer saber que los textos correspondientes a la serie Jardines son elaboración propia de la Redactora. Naturalmente se apoya en la documentación pertinente a la que siempre se hace referencia en el propio texto.
Alenarte no suele incluir bibliografia: no es función de la Revista servir de base documental, sino difundir textos originales que tienen elaboración propia.
ES LO MAS INTERESANTE QUE HE ENCONTRADO SOBRE LOS JARDINES
ANTIGUOS.
GRACIAS. DESD REP. DOMINICANA, SANTO DOMINGO
Felicitarte por la aportación. Comentarte que si a lo que denominas “chumberas” son las plantas del género Opuntia, estas fueron introducidas por europa despues del descubrimiento de américa, pues la familia cactaceas es exclusivamente americana.
He encontrado este articulo sobre el Origen y domesticación de las Chumberas.
http://www.jpacd.org/Jpacd98/kiesling.pdf
Fueron llevadas a España posiblemente en el primer o segundo viaje de Colón a América, aunque el primer registro cierto es para México, en 1515 (según la crónica de Fernández de Oviedo de 1535)