Novelerías: Por : Pierre Miró.
Me da a mí que la confusión y la desorientación que producen algunas estructuras narrativas, pueden echar para atrás a muchos lectores. ( Pierre Miró)
Novelerías. Por : Pierre Miró.
En el género de la novela, vengo observando, de unos años para acá, que algunos autores confunden las modas con los intereses del lector. Es cierto que no sé si se puede hablar de un lector-tipo, y mucho menos de que existan unos supuestos intereses comunes a los lectores. Pero me da a mí que la confusión y la desorientación que producen algunas estructuras narrativas, pueden echar para atrás a muchos lectores.
La cosa viene a propósito del comentario que le leo a Ricardo Menéndez Salmón: «A mí me gusta que en las novelas no todo sea dado a la primera. Tampoco me gusta la página difícil porque sí. No se trata de fastidiar al lector, pero tampoco de ponerles las cosas fáciles. Hay que exigirle que sea un lector creativo».
Aunque el mundo de la novela está abonado al subjetivismo y lo que gusta a algunos puede resultar deleznable a otros, me da la impresión de que algunas novelas, que fueron concebidas y escritas linealmente en su versión primigenia, han sido reelaboradas con arreglo a los gustos estéticos imperantes, haciéndolas así menos digeribles para muchos de los que se acerquen a su lectura. Parece que, pongamos por caso, si su estructura era originariamente una secuencia de números correlativos del 1 al 30, lo que se pone a la venta es un libro que comienza por el número 5, sigue con el 20, vuelve al 2, avanza por el 15, regresa al 4 y así, entre idas y venidas, flash back y feed back, se le hace un lío monumental a quien la lee, para terminar dando la clave del misterio con el número 1 que se pone al final de la trama.
No sé si está o no en la intención del autor, como dice Ricardo Menéndez, de quien leí La ofensa (y me gustó), la de fastidiar al lector, pero al final lo que se logra es que esa forma de narrar más que cautivarlo le produzca cansancio, cuando no un rechazo para la próxima.
El lector podrá ser todo lo creativo que se quiera, pero creo que lo que le interesa, al menos a mí particularmente, es que haya una buena narración, que esté bien escrita y que tenga interés la historia que me cuenten. Que me enganche. ¿Se puede pedir más?
Claro Pierre y estoy de acuerdo.
Lo que sí puede pasar es que el propio autor de libertad al lector por comenzar por el capítulo que le plazca, como hizo Julio Cortazar en la introducción de Rayuela.
Pierre, creo que lo que dices es acertado, y es aplicable no sólo a la novela sino a todas las artes. Muchos artistas consideran que la hondura en la obra se consigue a base de ponerle al espectador-lector las cosas difíciles, haciendo alardes de técnica y creando obras crípticas e impenetrables. A vaces la dificultad es un aliciente, pero otras veces hay obras sencillas, lineales y transparentes que están llenas de contenido e interés. El verdadero artista es el que dice mucho con la mayor facilidad