Rosa Regás y los periódicos.
Andamos juntos y revueltos, y ustedes perdonen la expresión. Andamos con poco afán constructivo en temas culturales, mas bien una diría que andamos con andadores y mirando hacia atrás por si nos ponen la zancadilla. Y hablo en general. Andamos además que, en cuanto hay una mínima posibilidad de hacer algo, de crear algo, de liderar una idea en el tema creativo, salen inmediatamente los «cara lunes», diciendo que «eso solo se le podría ocurrir a alguien como ustedes», » eso lo han hecho porque les dan subvención Los Suyos» (sean los que sean esos «suyos» que nunca son los mismos «suyos» del que se opone y lo desprecia, claro), » ese libro lo ha publicado porque es Amigode», » no debe tocar en el concierto porque insultó a…»; es decir, que para hacer algo creativo en este país, para que te dejen crear sin ponerte a caldo primero, hay que ser poco menos que santo, cartujo, o un hipócrita que diga tanto a los «suyos» como a los de «los otros» que «SÍ».
Y esto viene a cuento aunque parezca que no tiene mucho que ver, con que Rosa Regás ha dicho que espera que cada vez se vendan menos periódicos, porque los periódicos atacan al gobierno. Un periódico es también una invención, una idea que se tiene, y que, por supuesto, apoya una empresa, o un grupo social, o económico. Digo por supuesto porque el periódico lo que pretende es ser rentable económicamente, igual que un pintor quiere vender cuadros, un músico dar un concierto y un escritor publicar y vender libros. Lo que sucede es que hoy, en España, los periódicos además lo que tienen, y en muchos casos casi sólo tienen eso, es ideología. Y evidentemente no todas las ideologías son las del actual gobierno. Que diga Rosa Regás, directora de la Biblioteca Nacional, una barbaridad como ésta, significa que una de dos: o hablamos bien del gobierno o mejor que nos callamos, según su criterio. El error, aunque también, no es opinar esto, sino decirlo en el cargo que se ostenta. Porque supone que la Directora de la Biblioteca Nacional, de algún modo parece estar en contra de la libertad de prensa. Y eso es peligroso. Y lo es porque un periódico es un lugar donde se crea.
Se crea información. Y se crea opinión. Y aunque a doña Rosa no le guste, la información y la opinión tienen derecho a crearla los «suyos» y los «que no son suyos». Otra cosa es el tipo de información y de opinión que se transmite, pero para discutir eso hay muchos más medios que desear que no se vendan periódicos.
Alena. Collar.
Has hecho que recordara una conversación que tuvo lugar hace más de una década en un almuerzo informal con viejas/os compañeros de transición; una chica «Lola» señalaba que por muy socialista que se sea hay que estar informado de todo lo que se escribe, en suma tener la atención de leer toda la prensa; claro, decía ella, que no me compro toda la prensa nacional cada día, pero voy alternando como quien vá al supermercado: hoy un poco de pescado, mañana unas judias, el viernes otro de pescado y los fines de semana pues todo lo que aguante el cuerpo.
Y coincido contigo, por haber seguido parte de lo artículos de esta señora, en que no se puede atacar de tal modo a la opinión, venga esta de donde venga, es algo que está ahí para ser leído, analizado, aceptado o no… Cierto que desde su posición le hace un magro favor al PSOE, y se lo haría a cualquier partido al que estiviera afiliada; pero sobre todo daña la imagen de imparcialidad y saber hacer (decir) de una persona que ocupa un cargo de responsabilidad hacia y en lo creativo.